El Astillero

"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias."

-Mario Vargas Llosa-



Un Tanto Testarudo



Por: Byron Rostran



Ese Diciembre del 2009: dos cirugías, peritonitis, obstrucción de los intestinos, agujas, sueros, antibióticos, pinchazos, placas, miles de exámenes de sangre, hiperglucemia, hipoglucemia, dolor, insensibilidad, cardiología, alucinaciones, quirófanos, enfermeras, heridas, inmovilidad sala de emergencia, sala E, endoscopia, Laparoscopia, desvelos, hambre, sed, debilidad…

 


“Decidí intercambiar el dolor con la esperanza y el miedo con la fuerza”


       Lamido, trufado de miasmas, exánime, sintiéndome en ocasiones abyecto y en escozor, a veces con una gran lasitud, famélico sin poder saciarme, de muchas maneras en letargo todos los días por la inercia y sintiendo retazos de sincope.


¿Qué más podría pedir? Que cuadro estaría mejor; pero aun así un pensamiento testarudo me enfrentaba y hacia olvidar a ratos la realidad y trasladarme a un tiempo, que aunque pasara no dejaba su huella, no dejaba su marca—o quizás si y no lo sentía—Un tiempo que como polvo que se movía de izquierda a derecha en súbitos remolinos grisáceos, caía sin cesar y ya nadie de daba cuenta.

Era mas que mi realidad, era mi único pensamiento—no tenia muchos—Ya no quería pensar, sentir, no anhelaba ninguna emoción, total ya confundía días, horas, momentos, ya ni de mi me podía fiar, algo ineludible estaba pasando. Imaginarme que después de tanta oscuridad, tantas heridas, tanta sed, tuviera un socorro en ese borde del precipicio era solo una introspección.

¿Qué más podía desear? No se lo que pasaba afuera o a mi alrededor. Qué seria a lo lejos de mi dolor, de mi burbuja. Cada rostro que se me acercaba, que me observaba, me decía mucho sin palabras, me explicaba mucho. Recordaba las palabras de ese filósofo alemán Friedrich Nietzsche cuando dijo “dos negaciones bastan para construir una afirmación”—acaso percibía mas de dos negaciones en los rostros—

Pero yo en mi burbuja no quería salir, aquí me la estaba pasando mal, pero era mi burbuja, quizás la ultima de mi existencia, quizás quería que se agigantara para ya no poder oír, reír, gritar, sentir. Aunque sabiendo que mi pobre y desconcertada alma se emocionaba con esa pequeña idea sobreviviente de vida y no de muerte. Esa alma que se hinchaba al persuadirme que no era así como partiría de mi cuerpo, de mi mundo. No seria así la separación, no seria la despedida, so seria un adiós con tristeza; es mas seria un hasta luego. No será así como me iré, consolaba mi alma a mi cuerpo o quizás a mi espíritu. Era una lucha, una animadversión, todo provocado por mi dispepsia.

Jirones de esperanza suspendidas por un endeble hilo, que soportaba cada día el peso de tanto ánimo desinflado, parecía caer centímetro a centímetro; pero la verdad es que ese tan debilitado hilo nunca se reventó, esa esperanza nunca toco suelo, el hilo soporto, el hilo soportaba.

En mi burbuja pasaba eso, no se lo que pasa detrás de ese horizonte. En la vida de antes corría y corría sin poder avanzar y la de ahora en la de este instante avanzaba sin poder correr. Me di cuenta que fue tan sencillo para El como: tomarme de la mano y caminar hacia el calvario y mostrarme que es el AMOR.






“Ahora espero alcanzar aquello para lo cual
Cristo Jesús me alcanzó”


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente escrito, muy profesional, te felicito mi hermanazo.

Saludos.

Javier Vanegas.

Anónimo dijo...

Mi amigo, lo mejor viene... :)

Korina

Anónimo dijo...

Pero que quiere decir este bro!!!!! parece que su lexico no es terrestre amigo!!!!! aterrice.... digalo mas sencillo para entender el milagrooooooo,,,, con palabras comprensibles tu mensaje impactaría como no imginass.

En buena onda!!!!

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