El Astillero

"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias."

-Mario Vargas Llosa-



Albert Camus (1913-1960)

En 1957, a la edad de 44 años, se le concedió el Premio Nobel de Literatura por
 «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy».


Por :Juliana Boersner

"Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo"

Hoy 4 de enero se cumplen exactamente 50 años del fallecimiento de Albert Camus uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, cuyo pensamiento y obra han marcado, como pocos, a la historia del pensamiento y la cultura francesa, europea y occidental.


Había nacido en Mondovi, Argelia el 7 de noviembre de 1913. Se formó en su país natal pero tuvo que interrupir sus estudios a causa de una tuberculosis. Interesado en el teatro, se relacionó siempre con grupos muy ligados a la clase trabajadora. Llegó a Paris en el año 1940 y pronto comenzó a trabajar como periodista en el periódico Paris-Soir. Un año antes había publicado Bodas un pequeño libro basado en reflexiones de viajes.


A partir de su mudanza a Francia se acentuó su interés por el existencialismo, que tiene una clara influencia en su obra. Fue miembro activo de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y entre 1945 y 1947 fue director de Combat, una revista clandestina. 1942 marca un momento muy importante con la publicación de una de sus obras más importantes: El extranjero, que lo coloca entre los principales pensadores de la intelectualidad francesa del momento. Famosas fueron sus diatribas con Sartre, por ejemplo, a quien admiró siempre a pesar de que prefirió llamarse a si mismo absurdista en lugar de existencialista.


De sus obras existencialistas podríamos nombrar: El mito de Sísifo (1942) que es, de alguna manera, la contraparte filosófica de la novela El extranjero. Luego, más adelante, la obra de teatro Calígula (1945), La Peste (1947). En la década siguiente aparecería, nuevamente en teatro Estado de sitio (1952) y y, sobre todo, El hombre Rebelde, publicado en 1951. En 1957 le conceden el Premio Nobel de Literatura y justamente la lectura de su discurso de aceptación me hace pensar en la vigencia de su pensamiento.


Para Camus, la escritura fue una elección, el arte fue la alternativa para que, más allá del nihilismo y de la soledad del hombre en un entorno de guerra, muerte y destrucción, pudiera construirse un segundo momento de paz, de armonía y fraternidad. La opción de Camus fue siempre la rebelión contra lo absurdo y estoy entre las que cree que fue un verdadero humanista que usó en la palabra como instrumento de lucha en búsqueda de la igualdad. Su obra la dedicó a aquellos que, siendo como él, habiendo compartido las mismas miserias y angustias, no tenían voz. Pero dejemos que sea una cita del propio autor quien nos recuerde esta misión y nos invite a releer sus libros:

Jamás he podido renunciar a la luz, a la felicidad de existir, a la vida libre en que he crecido. Pero aunque esta nostalgia explique muchos de mis errores y de mis faltas, me ha ayudado sin duda a comprender mejor mi oficio, me sigue ayudando a mantenerme, ciegamente, junto a todos estos hombres silenciosos que no soportan la vida que se les hace en el mundo más que por el recuerdo o el refugio en el remanso de breves y libres felicidades


¡Larga vida a Camus!

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