Un viaje al pasado

25 de agosto de 2011

BYRON ROSTRAN ARGEÑAL

En esta semana asistí a un velorio, era la madre de unos amigos, doña Jenny C.B (1946-2011), por los últimos tres meses desde que le diagnosticaron cáncer en el cerebro, pasó en cama esperando que la muerte se la llevara. La última vez que yo había hablado con ella fue como un mes antes que le dieran ese veredicto; hablamos un rato y se le notaba muy contenta porque celebraba que la erradicación del cáncer en uno de sus pechos había sido un éxito. Como siempre el cáncer es “mañoso” y terminó llegándole a su cerebro.

Esa noche de su muerte asistí y volví a encontrarme con personas que tenían unos diez o quince años de no verme.  Personas que algún momento compartieron conmigo diferentes momentos y experiencias. 

¿Cómo podemos cambiar en tan poco años? Algunos casados, divorciados, gordos a mas no poder, delgados, descuidados, enfermos, prósperos, amargados, maltratados, marchitos, ancianos, afligidos, tensos, mayores… toda esa apariencia o realidad era contraria a la que tenía registrada. Sentí como si había hecho un “viaje al pasado”, me parecían personas desconocidas o peor aun personas conocidas dibujadas en un papel arrugado con trazos inseguros.

Es que el tiempo es así, deja poco a poco su marca y como que no te das cuenta. Lo más curioso es que yo me sentía bien, me sentía seguro, por el que soy, pero me preguntaba: cual habrá sido la opinión de ellos al verme.