El Astillero

"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias."

-Mario Vargas Llosa-



Si estuvieras Aquí




Si estuvieras aquí

“Si estuvieras aquí”,
un libro de relato del escritor y periodista, Francisco Javier Sancho (España 1975). El autor nos habla sobre una niña que fue violada y tiene que inventarse un juego para sobrevivir al miedo y la violencia. En otra anécdota el escritor nos cuenta sobre la historia de un padre que bautiza a su hija con el nombre de Nicaragua, sabiendo que ella tendrá un final trágico.

Lo que tienen en común algunas historias de esta obra, es que retrata a personas que dieron sus ideales al servicio de distintas causas, entre ellas la revolución sandinista. Pero cuando estos ideales se acaban y sólo queda una enorme frustración, como les sucedió a muchas personas que vivieron la década del ochenta, queda la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede recuperar el pasado con dignidad? Sin embargo, este libro no es sobre temas de la Revolución, aclara Sancho Más, sino en

“cómo la vida y el amor se empeñan en recordarte que todavía eres un ser humano a pesar de las desilusiones”.

Conformado por ocho relatos, el libro nació de una serie de entrevistas a personas que participaron en el proceso de cambio durante los ochentas. También “hice entrevistas a otra gente que participó en procesos similares como el de Nicaragua, gente que se integró a grupos de compromisos sociales radicales y otros que optaron por el retiro espiritual silencioso en el terreno místico”, afirma Sancho Más.

Luego sucedió que estas historias recompiladas “eran muy íntimas” e iban surgiendo reminiscencias, pesadillas y sueños que al final se transformaron en otras historias. “Como resultado, estas anécdotas no tienen relación directa con las historias reales, pero sí cuentan como inspiración”, dice.

La obra tiene un relato que sirve como hilo conductor para el tema central. Se trata de un pueblo fundado con el propósito de que todo marche bien y nadie se vaya; pero llega un día en que un joven se marcha sin aviso. Los habitantes indagan las causas sobre algún posible rencor, algún enemigo, una deuda o algún problema familiar, pero no lo encuentran. Al no comprender la ausencia del joven, que de una u otra forma representa los sueños, la pureza y los ideales, y al tener conciencia que aquella persona jamás regresará, el pueblo comienza a imaginar que la persona está ahí con ellos y que jamás se fue.

La pregunta que fabrica el escritor es la siguiente: ¿Ayuda la ficción y la imaginación a curar aquello que hemos perdido? Y por otra parte, ¿aquello que perdimos realmente existió? Con todo esto, quizá podría emitirse aquella sentencia del poeta inglés William Blake, cuando dice en uno de sus versos: “Lo que hoy está probado, en su momento, fue sólo imaginado”. Para indagar si esto es cierto los lectores están invitados a debatir, opinar y también a contar sus propias historias

Francisco tiene todos los sábados; un artículo en Opinión del Nuevo Diario.

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