El Astillero

"Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias."

-Mario Vargas Llosa-



Mi Hermana de la Chureca



Por: Byron Rostran
Serie "Historias Urbanas de Managua"


Cada semana pasa por mi casa pidiendo un par de monedas, un poco de arroz o algo de comida, “Lo que sea” dice ella. Susana es una mujer que aunque no es del todo mayor—a lo sumo 35 años—parece una anciana atrapada en un cuerpo de una adolescente. Escuálida y débil, con ropa muy lejos de su talla, con una piel tan marchita como una hoja en verano tirada por un intrépido viento.
Susana vive desde niña en el gran basurero de “La Chureca” y su vida ha estado entre desgracia, basura y un mundo muy lejos de lo más normal de los mortales; creo que mi vida le parecería estar en otra galaxia.

Me cuenta que un día de banquete opíparo es cuando llegan a botar tripas de animal muerto o podrido, el cual ella lava con mucha alegría para servirles a sus hijos, como el mejor plato a la carta de arroz con carne—Los mejores días, los mejores días--.

No se como sentirme cuando escucho esas palabras y me digo que todos tenemos vidas totalmente diferentes, totalmente opuestas y aun así somos humanos, con las mismas manos, pies, ojos, sentimientos…aunque hemos avanzado en esta tierra no hemos conseguido diluir nuestro dolor de ambos lados. Toda una vida nos espera y aun así intentamos sobrevivir ¿Cuál será nuestro lema?—Sobrevivir.

Susana podría hacer tantas cosas diferentes—o quizás las hace y desde el lado que me tocó vivir no lo veo así—parece que un pasado la ha tenido atrapada en un mundo donde sus únicos sueños es conformarse, entregar su cuerpo, pedir y sobrevivir pidiendo.

Pobres, ricos, mendigos, millonarios, cómodos o incómodos, siempre habrán. La realidad es que no podré cambiar su vida por mas que le de dinero, comida o ropa que termine vendiéndola, o por mas que le presente una religión que mas que ayudarla, terminará ilusionándola sin respuesta, porque quizás ella se siente segura e identificada en su mundo, ese que ella conoce. Cada quien en su mundo…que duro entender eso.
La perspectiva en un lujo que solo pueden permitirse las mentes que no están atormentadas por un enjambre de demonios.

Susana llama a mi padre “Papacito” cuando le da dinero y me llama “hermanito” cada vez que le doy ropa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno... es q las religiones no es lo que se nos envío a presentar, presentaras a un Cristo q más que ilusionarnos nos llena aun en medio de lo que estemos, y quiza tal vez lo que necesita es una ilusión para poder imaginar su vida y tratar de luchar por la ilusión que la "religión" le dio!

Clara

Anónimo dijo...

Es impresionante como todos siendo humanos y teniendo las mismas necesidades vivimos de distintas maneras..... Ante Dios somos uno mismo sin importar nivel social, raza o religion!!

Visitas dede Octubre/19/2009

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